Por tu cara bonita. Porque siempre dices que sí cuando te hablo del Sur. Porque es más divertido si estás Úbeda. Porque el Mediterráneo acaba donde el mar de olivos deja de crecer. Porque en la variedad está el gusto. Por arbequina, picual, cornicabra y hojiblanca. Porque el olivo a tiempo sabe. Por los aceituneros altivos de Miguel Hernández. Porque aquí nadie te roba el mes de abril. Porque la tradición no se aprende en dos tardes y la tierra no se graba en USB.

Por mis polifenoles. Por las faenas de aliño. Porque salud marida con virgen extra. Por el lingote de oro de Dani García, por mirar Aponiente y ver un chef nacido del mar, por aquella tarde de verano en Denia. Por Quique Dacosta. 

Por las aceitunitas, las cañas bien tiradas y los vinos con solera. Por el spanish breakfast del día siguiente. Por las barritas con tomate y AOVE.  Pero sobre todo, por los finales de "toma pan y moja"...